jueves, junio 28, 2007

"No recuerdo cuando empecé a beber. Tampoco el motivo. Descarto una bancarrota sentimental porque mi romanticismo del dieciocho hubiese optado por una solución más arrebatada y fatal; también, por supuesto, los fracasos laborales o económicos. Quizá nunca supe el móvil real de mi afición por intoxicarme; quizá nunca lo sepa; quizá no exista. No recuerdo nada más allá de mi último trago. Todos mis recuerdos se volatilizan con los efluvios etílicos; todos excepto el recuerdo de querer seguir bebiendo... Espero vomitar esta vez en el baño. Decididamente la habitación comienza a apestar".

miércoles, junio 27, 2007

"Cuando quería ser una estrella del rock me fijaba en la edad de mis músicos favoritos en su cénit artístico; cuando quería convertirme en un Orson Welles a la asturiana hacía lo mismo con mis cineastas predilectos. El día que decidí intentar ser yo mismo no encontré espejo alguno donde mirarme ni brújula que me guiara. La vez que desee ser yo mismo me di cuenta del frío que hacía... de la lejanía de la hoguera más cercana... de lo solo que me encontraba".

miércoles, junio 20, 2007

"-Y él, el pueblo -dije-, ¿cree de veras?
-¡Qué sé yo...! Cree sin querer , por hábito, por tradición. Y lo que hace falta es no despertarle. Y que viva en su pobreza de sentimientos para que no adquiera torturas de lujo. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu!"
"San Manuel Bueno, mártir" (Miguel de Unamuno, 1931)

jueves, junio 14, 2007

"¿Por qué la pérdida es la medida del amor?"
"Escrito en el cuerpo" (Jeanette Winterson, 1992)

lunes, junio 11, 2007

"La vida es un cuento absurdo, contado por un idiota sin gracia, lleno de ruido y furia que se empeña en escribirlo de otra manera".
Shakespeare, Marina & Válgoma

sábado, junio 02, 2007

"Hace un momento, analizándome, creía que esta separación sin habernos visto era precisamente lo que yo deseaba, y, comparando los pobres goces que Albertina me ofrecía con los espléndidos deseos que me impedía realizar (...), había llegado, muy sutil, a la conclusión de que no quería volver a verla, de que ya no la amaba. Pero aquellas palabras -'mademoiselle Albertina se ha marchado'- acababan de herirme con un dolor tan grande que no podría, pensaba, resistirlo mucho tiempo (...) Me había equivocado creyendo ver claro en mi corazón".
"La fugitiva" (Marcel Proust, 1927)