martes, mayo 11, 2010

"Seré tu espejo, reflejaré lo que eres por si no lo sabes. Seré el viento, la lluvia y el crepúsculo. La luz en tu puerta que te indica que has llegado a casa (...) Me cuesta creer que no sepas la belleza que hay en ti; pero si no lo sabes, déjame que sea tus ojos, una mano en tu oscuridad para que no tengas miedo. Cuando creas que la noche ha caido sobre tu mente, que eres retorcido y desagradable déjame que te muestre que estás ciego (...)"
Lou Reed

lunes, mayo 10, 2010

"En mi interior siempre ha anidado el deseo de permanecer completamente solo. Por eso, el simple hecho de correr una hora todos los días, asegurándome con ello un tiempo de silencio sólo para mí, se convirtió en un hábito decisivo para mi salud mental. Al menos cuando corría no tenía que hablar con nadie ni que escuchar a nadie. Bastaba con contemplar el paisaje que me rodeaba y mirar hacia mi interior. Eran momentos preciosos e insustituibles".
"De qué hablo cuando hablo de correr" (Haruki Murakami, 2007)

martes, mayo 04, 2010

"Pasé los ratos más memorables de mi infancia en el parque de mi barrio. Era un ambiente contradictorio, al mismo tiempo hostil y cálido. Podías encontrar a abuelas cuidando de sus revoltosos nietos, a solitarias viejas dando de comer a las numerosas palomas que por allí rondaban o a jovenes parejas paseando cogidas de la mano, y no muy lejos, en la pista de fútbol, en una de sus esquinas, a los quinquis del lugar trapicheando, planeando alguna fechoría para animar la tarde o riéndose de algún pobre chaval que veía como su pelota naranja era destrozada por las fauces de sus chuchos. La primera vez que vi esnifar pegamento fue detrás de los arbustos de la fuente central al enemigo público número uno, el jefe de los quinquis, un muchacho que no debía de superar los 16 años, de tirabuzones rubios y ojos azules, del cual se contaban historias tremendas que hacían que los más jovenes y crédulos le tomásemos por el hombre más peligroso sobre la faz de la tierra".

lunes, mayo 03, 2010

"Queen fue la primera banda que consiguió atrapar por completo mi curiosidad juvenil por la música popular. Parte de culpa la tuvo mi compañero de pupitre de aquella época que, influido por los gustos musicales de su hermano dos o tres años mayor que nosotros, tarareaba sin descanso los grandes éxitos del grupo que tenía recopilados en una cinta de noventa minutos. Mi grado de conexión e implicación con el grupo era tan grande que llegué a defender con uñas y dientes, alguna vez casi con puños, rodillas y mandíbula, cualquier grabación de los ingleses, incluso lo más hortera, vulgar e insulso, vestir camisetas customizadas con las caras de los cuatro integrantes y (des)peinarme como Brian May. Gracias a la diosa naturaleza no podía dejarme todavía bigote a lo Freddy Mercury".

domingo, mayo 02, 2010

"Mi nombre no tiene importancia, tengo más edad de la que aparento y resido en el último piso de un pequeño edificio en las afueras de la ciudad donde nací. Cuando era crío, durante unas jornadas religiosas con el colegio, uno de los monitores, estudiante de psicología, utilizó a varios de los educandos allí presentes, entre ellos yo, como sujetos de estudio para un trabajo de fin de curso sobre la conformación y evolución de la personalidad en los preadolescentes y adolescentes. Días más tarde, ya en el colegio, el psicólogo en ciernes se reunió conmigo y mis estupefactos progenitores para comentar mis inquietantes resultados de la prueba y las posibles actuaciones a seguir para reconducir mi, a todas luces, problemática predisposición a comportamientos antisociales."