"Llevo días en un estado de ambivalencia emocional.
Es indubitable que la recuperación, aun cuando fugaz, de una relación por largo tiempo ausente me resulta conmovedora y profundamente grata. Máxime si se constata que la naturaleza de la misma no ha modificado ni un átomo de sus fundamentales dimensiones; como si los años transcurridos entre aquella lejana penúltima coca-cola y esta última coca-cola se transformasen en unos pocos días. ¿Cómo es posible que nada haya cambiado cuando todo cambia a nuestro alrededor, tú y yo, aquel y el de más allá?
Es indubitable que la recuperación, aun cuando fugaz, de una relación por largo tiempo ausente me resulta conmovedora y profundamente grata. Máxime si se constata que la naturaleza de la misma no ha modificado ni un átomo de sus fundamentales dimensiones; como si los años transcurridos entre aquella lejana penúltima coca-cola y esta última coca-cola se transformasen en unos pocos días. ¿Cómo es posible que nada haya cambiado cuando todo cambia a nuestro alrededor, tú y yo, aquel y el de más allá?
El feliz reencuentro, sin embargo, se tiñe, penetrado por las insidiosas inquisiciones de una mente tóxica, del oscuro color de lo que pudo haber sido y nunca jamás fue. ¿Cuántas experiencias podríamos haber compartido que de ningún modo viviremos? ¿Cuántas alegrías? ¿Cuántas penas? ¿Cuánta vida hemos dejado de vivir más intensamente por nuestra falta?"