"J. y T. se conocieron durante la Segunda Guerra Mundial. T. fue llamado a filas y ambos mantuvieron un breve noviazgo antes de que él se marchara al extranjero. T. luchó en el frente, lo consideraron desaparecido en combate, y poco después se le dio por muerto. Mientras tanto, J. y su familia se trasladaron a otra ciudad y, posteriormente, J. se casó. La cuestión es que T. no había muerto. Lo habían herido y durante bastante tiempo permaneció hospitalizado. Al final se recuperó y regresó a su país, donde se casó con otra chica de su pueblo. J. estuvo cincuenta y un años casada, hasta que su esposo murió. T. estuvo casado cincuenta años, hasta el fallecimiento de su esposa. Entonces T. empezó a pensar en J. y realizó algunas pesquisas. Pronto descubrió su paradero y la telefoneó. Ella se alegró de volver a saber de él y decidieron verse de nuevo. Su encuentro se produjo al cabo de tres meses. Descubrieron que seguían queriendose, reanudaron su noviazgo interrumpido y se casaron".
El misterio del amor es mayor que el misterio de la muerte.