"Como borregos caminan por senderos
creyendo que todos ellos son certeros
y sin ver que su creencia es programable
guardan en cofres de esperanza sus miedos
mientras su ídolo de papel inflamable
sólo es ceniza que no escucha sus credos.
Mas mi realidad es mucho más oscura
y en rincones, mis lágrimas de amargura,
reconocen sabiamente que la muerte
es el fin y no el principio de las cosas
y que sólo en vida tenemos la suerte
de amores, cantos, libros, besos y rosas.
Ojalá que antes de que fallezcan todos,
antes de que el ataúd roce sus codos,
el juicio salga de la sombra a su encuentro
para que puedan sentir en sus entrañas
los mil infiernos que llevo siempre dentro
que hacen noches largas y tristes mañanas".
"En mi pellejo" (Juan Ignacio Álvarez, 2002)