"Abrazados, epidermis con epidermis, arropados por una única piel; pegados, juntitos, apretados, sin resquicio donde sedimente el engaño traicionero. ¿Por qué te mantienes a mi vera? ¿Qué razón me ofreces para no distanciarte de mí? Son tus manos, quizá tus dedos alargados que rozan mi alma; es tu nunca, destino de mis besos, acaso su sabor; es tu mirada centelleante de mil brillos de miel recién recolectada; es tu manera de hablar, la de tus silencios; es tu respiración mientras duermes. Es tu felicidad cuando estoy a tu lado".
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