"Queen fue la primera banda que consiguió atrapar por completo mi curiosidad juvenil por la música popular. Parte de culpa la tuvo mi compañero de pupitre de aquella época que, influido por los gustos musicales de su hermano dos o tres años mayor que nosotros, tarareaba sin descanso los grandes éxitos del grupo que tenía recopilados en una cinta de noventa minutos. Mi grado de conexión e implicación con el grupo era tan grande que llegué a defender con uñas y dientes, alguna vez casi con puños, rodillas y mandíbula, cualquier grabación de los ingleses, incluso lo más hortera, vulgar e insulso, vestir camisetas customizadas con las caras de los cuatro integrantes y (des)peinarme como Brian May. Gracias a la diosa naturaleza no podía dejarme todavía bigote a lo Freddy Mercury".
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