"Lo primero que sus oídos escucharon en aquella gélida mañana de principios de invierno, en el mismo instante de abrir los ojos, fueron los rugidos de sus tripas suplicándole el sustento que aplacara los sufrimientos del ayuno involuntario que, desde hacía días, soportaban con la mayor de las estoicidades".
No hay comentarios:
Publicar un comentario