lunes, agosto 07, 2006

"Decía François de La Rochefoucauld que en los celos hay más amor propio que amor. He de reconocer por mucho que me pese que, en lo que a mí respecta, no se equivocaba el filósofo y moralista francés, pero es posible que se quedase corto en el alcance de tal egocéntrico amor. Porque, ¿no es cualquier pena de amor un dardo envenenado contra nuestro orgullo? ¿No sentimos nuestro amor propio pisoteado, humillado y mancillado cuando nos abandonan por otra persona o, lo que es peor, cuando nos cambian por la soledad de la vida sin pareja? ¿Es la solución reducir nuestro amor propio a cero? Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo podríamos amar a alguien entonces?"

1 comentario:

Anónimo dijo...

creo ke los celos son el reflejo del miedo.