"No recuerdo cuando empecé a beber. Tampoco el motivo. Descarto una bancarrota sentimental porque mi romanticismo del dieciocho hubiese optado por una solución más arrebatada y fatal; también, por supuesto, los fracasos laborales o económicos. Quizá nunca supe el móvil real de mi afición por intoxicarme; quizá nunca lo sepa; quizá no exista. No recuerdo nada más allá de mi último trago. Todos mis recuerdos se volatilizan con los efluvios etílicos; todos excepto el recuerdo de querer seguir bebiendo... Espero vomitar esta vez en el baño. Decididamente la habitación comienza a apestar".
1 comentario:
habra droga mas adictiva que el enganche emociona?. La belleza tambien embriaga y hace perder los sentidos En un mundo superficial es tremendamente dura la resaca .
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